Recordar: El lado oscuro del corazón

 Hoy se recuerda una producción argentino canadiense.

  21 de mayo de 1992, fue la fecha elegida para el estreno del tributo a la poesía de Mario Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo; complementado con imágenes surrealistas de una historia bizarra para algunos, pero que refleja con desenvoltura un relato empapado de lo onírico, lo poético y lo naturalmente humano.

  La vida de un artista carece en ocasiones de las comodidades básicas de cualquier persona, tal es el caso de Oliverio, un bohemio que recorre Buenos Aires vendiendo su creación más pura, la poesía, para poder llevar un bocado por lo menos una vez al día. Entre la realidad y su realidad, Oliverio se encuentra en medio de la búsqueda de aquella que vuele y en la espera de aquella que lo persigue, la pasión lo conduce por las calles, por los raíles de una sociedad lenta dispuesta a aceptar al arte en todas sus expresiones.

  El director fue Eliseo Subiela, protagonizada por Darío Granidetti, Sandra Ballesteros, Nacha Guevara, entre otros; ganadora de diferentes premios en los que figuran Mejor Película en el Festival de Montreal en 1992, Mejor Director en el Festival de Bergamo, Italia en 1993 y los premios a Mejor Actriz y Mejor Actor en el Festival de Biarritz, Francia en 1992.

  La poesía de Mario Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo se ve entremezclada con los lugares más espesos de la cotidianidad artística argentina y uruguaya, seguida de la música de Mário Clavel, Fito Paez, entre otros, que dotan a la película de una complejidad encantadora. El amor, la pasión, el deseo, la poesía y la muerte, son los ingredientes que dan como resultado El lado oscuro del corazón.

  Fragmento del poema Me importa un pito que las mujeres…, Oliverio Girondo.

  “No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar…”

Originally posted 2013-08-06 18:04:35. Republished by Blog Post Promoter

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