Gritos, sonidos y música cargada de historias es lo que nos muestra este grupo en sus conciertos. Podemos afirmar que la música tiene una carga semántica subjetiva, que siempre la ligamos a emociones, sentimientos, recuerdos, experimentamos sensaciones e imágenes, pero solo Gogol Bordello es capaz de transmitir una idea llena de color, sonidos e historias. Cada pieza es una protesta y un relato del mundo, de la gente, de la tierra y del andar de muchos de ellos, cada canción está llena de dolor, cansancio, alegría, jubilo, frenesí, y libertad. Eugene Hutz el iniciador del grupo nos cuenta su historia, como con 14 años, empieza a experimentar la vida de un migrante, de una persona sin hogar, sin una tierra (pero sí con un origen) empieza a deambular por el mundo acompañado de una familia singular, hasta llegar a New York, pasando por Polonia, Hungría, Austria e Italia en donde se encuentra con historias similares y que junto a ellos encuentra una forma de expresar todo lo que ha conocido.
Así, con una heterogeneidad de influencias y una diversidad cultural, agregándole un vasto repertorio instrumental, surge una propuesta llamada Gogol Bordello integrada por Eugene Hütz (voz, guitarra acústica, percusión, caldero), el ruso Sergey Ryabtsev (violín, voces secundarias), Yuri Lemeshev (acordeón, voces secundarias), el israelí Oren Kaplan (guitarra, voces secundarias), Thomas Gobena (bajo), el estadounidense Eliot Ferguson (batería, voces secundarias), Pamela Jintana Racine (percusión, voces secundarias, baile), Elizabeth Sun (percusión, voces secundarias, baile) y el ecuatoriano Pedro Erazo (ragga, percusion), todos aportando lo que la vida les ha enseñado y una herencia musical muy diversa.
El resultado fue una especie de punk con un sabor gitano, con estilo muy característico, lleno de energía, saltos, protestas y color, exponiendo una identidad multicultural en la que no existen fronteras, pues el mundo es el hogar de todos.
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