
Cómo encontrar al animal de aire o Instructivo para ver danza
Disclaimer.
Cualquier obra de arte debe experimentarse sin instrucciones, como quien sube a la montaña rusa listo para la adrenalina o como quien está dispuesto a sorprenderse con una receta nueva; el asunto es estar abiertos a la sorpresa y la experiencia.
Siga las siguientes instrucciones a discreción, deséchelas si le son del todo innecesarias.
- Recuerde que la danza se siente. Lugar común, pero no falso. La danza es un arte contagioso y suscitador; seguro recuerda cómo de niño bailaba al ritmo de cualquier música. Vaya, sin vergüenza alguna, a sentir la danza, a verse afectado por ella, a vivirla un rato como un niño.
- Vea cuerpos. En la danza, el cuerpo se vuelve transmisor de significado. Los cuerpos dicen, hablan, están confiados –o no– en lo que su musculatura, sus huesos, piel, dientes y ojos pueden expresar. Los cuerpos que hacen danza hablan por todos lados. Vaya, véalos.
- Revise la calidad de conexión. Cuando se ve danza, pasa algo entre el público y los que bailan: se crea una conexión. Los que bailan se saben vistos, los que miran se sienten aludidos en sus propios cuerpos. La danza conecta a los seres de formas poderosas y electrificantes. Ríndase a esta conexión.
- No haga la tarea. Olvídese del análisis, olvídese de la reseña escolar, de encontrar el tema principal
, el protagonista y el narrador; deje que la pieza le hable, afine el oído y la vista, y póngase listo para absorberlo todo. Las cosas cobrarán sentido por otros caminos, la sabiduría de la danza viene de otros lados.
- No se olvide de la 3ra dimensión. La danza se hace en el espacio; los cuerpos lo atraviesan, lo recortan, lo modifican, lo hacen denso o leve, lo cargan de significado, lo anulan o lo rompen. Como un chapuzón al mar, regocíjese en el espacio renovado que se forma cuando se hace una danza, mírelo como si no fuera transparente, escúchelo como si pudiera hablar.
- Nunca vaya solo. Después de pasar unos minutos u horas escuchando, viendo y disfrutando danza probablemente pasarán dos cosas. Uno, se sentirá emocionado y querrá compartir con alguien sus impresiones sobre la función. Dos, y más importante, probablemente le quede una sensación de haberlo entendido todo y no haber entendido nada a la vez. No se preocupe, es normal, tal vez tenga ganas de llorar o de reír, o se sienta molesto o festivo, tal vez se le suelte la lengua o decida usted mismo ir a bailar. Vaya con alguien para cualquier eventualidad.
Conclusión: ver danza es estar listo para presenciar una transformación de lo común y corriente. El cuerpo del diario se transforma en el escenario en un mensajero de significado; el espacio por el que se transita cada día se dinamiza, se vuelve canal y fondo; la música adquiere otras resonancias. A veces, la lógica no tiene cabida, probablemente porque la danza despierta un saber instintivo, nos recuerda que se puede entender con el cuerpo. La danza podría compararse con una huella en el camino húmedo: podemos imaginar cómo era el animal que la dejó, pero no lo vemos, se vuelve un animal de aire que nos trae recuerdos y saberes de muchas cosas.