
Rock para mil generaciones: de Músicos y Músicas
Hace no muchos años, hubo un grupo de jóvenes músicos rebeldes que se burlaban de las reglas, jugaban con los sonidos y no les importaba si su música rayaba en lo satánico. Influenciados principalmente por el jazz, la música folk y el blues, estos jóvenes se llevaron la distorsión de la guitarra eléctrica a sus cocheras, las mamás se escandalizaron y ellos se encerraron en su mundo donde podían hacer todo lo que no debían.
¿Qué piensas cuando te digo “ROCK”? La semana pasada, varios jóvenes participaron respondiendo esta pregunta y entre las respuestas coincidieron las siguientes palabras: “rebeldía”, “vale madres”, “juventud”, “espíritu”, “energía” y “cabello largo”. Si tomamos estas respuestas, podemos definir al roquero como una persona con espíritu joven, lleno de energía, rebelde, con el cabello largo y valemadrista. Podemos variar un poco el orden de las palabras o bien podemos transformarlas, como lo haría un psicólogo, y entonces decir que un roquero es una persona enojada que no quiere dejar de ser joven y canaliza su energía rompiendo las reglas y haciendo como que no le importa nada.
Muchos describen a los roqueros como rebeldes sin causa, pero ¿de verdad no tienen causa?, ¿por qué están enojados?, ¿por qué comenzaron a rebelarse?, ¿por qué gritaron “¡Me vale madres!” y se metieron en el mundo de las drogas, el sexo y los excesos?, ¿de qué reniegan? Quizás todo se deba a un moda de decir NO que por alguna extraña razón, después de casi un siglo, sigue viva.
Así como de pronto todos querían ser “gatos Jazz”, llegó un momento en el que todos querían ser un Beatle, un Rolling Stone o un Who rompiendo su guitarra, la batería y las bocinas, brincando y gritando en el escenario mientras en su mente sólo repetía “I don’t care!”, un John Entwistle que abrazaba su bajo frente a un público que enloquecía.
Actualmente, en la comunidad de este género, entre músicos y escuchas, podemos encontrarnos con una gran cantidad de personas que cuidan de su salud tanto o más que un monje budista. Entre las respuestas que dieron los jóvenes a la pregunta del segundo párrafo, alguien dijo que pensaba en músicos con dinero. En palabras de Los Redondos de Ricota en:
“Roqueros bonitos, educaditos, con grandes gastos, educaditos”
La autora de esta nota piensa que los músicos bonitos y educaditos también protestan a su manera. Quizás nadie logre ser un Ozzy Osbourne, un Jimmi Hendrix, una Janis Joplin, un Frank Zappa o un Bob Dylan, pero como todos querían roquear y sabiendo que somos tan diferentes, surgieron distintas ramas del Rock: Rock clásico, Glam Rock, Rock alternativo, Rock Psicodélico, Heavy Metal, Rock progresivo, Metal Gótico, Rock Sinfónico, Rock Punk, Rock Latino, etcétera. Gracias a esta diversidad podemos escuchar a una infinidad de bandas del mundo entero y darnos cuenta de que tienen la misma raíz. El rock hermana naciones.
El Roquero es, entonces, un protestante por la guerra, por el gobierno, por el sistema, por las reglas y principalmente por el apocalipsis que implica crecer y descubrir la verdadera realidad que nos rodea. Quitemos de en medio el éxito y la mercadotecnia. El buen roquero no se limita a hablar de desamor.
Esa ronquera de la guitarra, de la flauta, del teclado y de la voz; esa oscuridad del bajo, la pesadez de los tambores y la explosión de los sonidos entre luces y perdición, propaga vibraciones cargadas de emoción que expulsan del espíritu millones de tensiones. Porque nuestros padres nos han dicho que no gritemos ni en la casa, ni en la calle, ni en la escuela y mucho menos en las bibliotecas o los museos aunque nuestro dolor nos esté matando, porque desde niños nos gritan para que bajemos la voz, por eso el roquero grita tanto, por eso el Rock es un género que sobrevivirá siempre a pesar de sus múltiples transformaciones.
Originally posted 2013-12-04 15:17:19. Republished by Blog Post Promoter