
Mi amor y mis discos (Parte II)
Tardé muchísimo en escribir de nuevo en este bonito sitio, la razón: la escuela me tenía atado de manos y disfruté mis últimos días como universitario quemando pestañas y batallando con los cientos de trabajos por entregar; si usted, estimadísimo lector, sufrió o está por sufrir estas penurias, se lo recomiendo, pues al final es muy gratificante.
Tras esta pequeña justificación les escribo como el hombre libre que al fin soy para seguirles contando sobre los discos de mi adoración. La mayoría de ellos son discos de rock’n’roll, porque sí, el rock’n’roll es un género demasiado amplio y en él caben los dulces subgéneros que nos hacen soñar y querer morir por la música. Lou Reed lo refrendó con estas bellas palabras:
“Las personas mueren por muchas razones ¿Por qué no la música? ¿No es lo suficientemente hermosa? ¿No morirías por algo hermoso?”
Es así como continúo con esta noble causa que es la difusión de historias y de placeres que me provocan estos dulces musicales pues siempre he pensado que muchas personas están dispuestas a ser artistas, a subir a un escenario y hacer sentir a personas como yo, tú, el, ella y nosotros, emociones que de otro modo no podríamos adquirir por nuestra cuenta.
Sin ánimo alguno de menoscabar la labor del artista, muchas personas desean subir a ese escenario pero pocos están dispuestos a quedarse en las butacas y es el público el que hace grandes a aquellas mentes y a su trabajo. Somos nosotros quienes admiramos los discos, que cantamos las canciones, que bailamos sin cesar. Somos quienes sueñan con ellos.
Sin más preámbulos y romanticismos inútiles seguiré con mi humilde relato.
New York Dolls/ New York Dolls

Dentro de mi gloriosa etapa de post-pubertad y pre-adolescencia en el bachillerato, solía escuchar mucho punk rock, en especial tenía un apego a Ramones y al punk argento que germinó por dicha banda. Agrupaciones como 2 minutos, Attaque 77, Los Violadores, Expulsados y Flema eran mi caballo de batalla hasta que empecé a conocer a más inadaptados que tenían un amplio bagaje cultural en lo que a punk rock se refiere.
Los chicos de las gafas oscuras y chamarras de piel, me enseñaron todo lo que debía conocer del punk rock, desde la amplia historia sobre el género hasta las últimas oleadas que hablaban con una visión más política y contestataria (y hasta anárquica). Dentro de la gama de enseñanzas se encontraba esta seminal banda del género (New York Dolls junto con The Stooges). Un buen día me prestaron el disco debút de New York Dolls y les puedo decir que desde ese momento supe que el rock’n’roll sería mi escudo hasta el día en que muriera.
Los tipos tenían tantos cojones y seguridad en sí mismos, que combinaban el look transexual (esto pasó antes de la popularidad del glam rock) con alaridos de rock clásico y con esto seguían pateando los traseros de hasta los más rudos e incautos. Es indescriptible la influencia de New York Dolls dentro de la música, así como de sus talentosos integrantes. Este disco cambió mucho las cosas en la escena y en mi vida. Trash, Looking for a Kiss, el espléndido cover de Bo Diddley “Pills”, Jet Boy y Lonely Planet Boy son de las canciones más emblemáticas de uno de los grupos más subvaluados de la historia, espero de corazón que lo escuchen en algún momento.
Y como dato cultural, el vocalista y frontman de The Smiths, Morrissey, era (y es) fanático a morir de los Dolls, a tal punto de liderar un club de fans, obviamente esto fue antes de formar parte de la banda originada en Manchester.
Iggy &The Stooges/ Raw Power

Si hay una anécdota que me enorgullece y que jamás me cansaré de contar cada vez que se me presenta la oportunidad es cuando vi en vivo a Iggy Pop & The Stooges, lo cual, por sí mismo es todo un acontecimiento (o al menos para mí lo es) y un golpe de suerte pues ya nadie podrá verlos con su alineación original debido a la lamentable muerte Scott Asheton en marzo del año en curso. Bueno, la anécdota no termina ahí sino que hay un detalle de suma importancia que hace más relevante a la historia y es que por un momento en los saltos de Iggy, el pantalón sufrió una accidental (o al menos pienso que lo fue) caída, dejando al descubierto su miembro viril.
¡Le vi el pene a Iggy Pop! Qué risas.
Cuando escuché por primera vez el majestuoso Raw Power, la vida cobraba un sentido diferente; para todo solía decir cosas como “¿Metallica? Escucha Raw Pöwer, cariño.” y así era con cualquier banda que se decía pesada o cercanamente heavy. Lo hacía y me arrepiento por mi nivel de cretinismo pero sigue siendo verdad.
Escuchar Raw Power es lo más cercano que puedes estar del infierno porque sólo el mismísimo señor tenebroso puede escuchar el sonido de The Stooges sin temor a perder la razón o la audición. Himnos como “Search and Destroy”, “Penetration”, “Shake Appeal” y mi favorita “Gimme Danger” forman un álbum difícil de olvidar y aún más difícil de imitar.
The Jam/ In The City

The Jam es esa banda que goza de brindar una amplia gama de emociones cuando es escuchada. Puedes escucharla cuando vas al supermercado y sólo piensas en tirar todos los frascos de mostaza de una patada o cuando quieres quedarte en casa en un día lluvioso y terrible; es decir, para todo tipo de humor.
The Jam me acercó al género mod, género que se encuentra actualmente en peligro de extinción pero que amenaza con volver. Los chicos bien vestidos, con mandíbulas trabadas y pupilas relucientes surgieron como contestación a los rockers; en ellos se veía una chispa inigualable por revivir al baile soul como medio de vida y de diversión.
No ahondaré mucho en el resurgimiento del soul y northern soul así como la relación que tiene el mod con los skinheads. Eso se los dejo de tarea, sólo los invitaré a escuchar esta joya en cada momento que les sea posible.
Originally posted 2014-12-05 10:15:17. Republished by Blog Post Promoter