
La reestructuración de los nuevos géneros cinematográficos
Conforme fui creciendo, casi involuntariamente he tenido una visión malinchista hacia el cine mexicano, no porque genuinamente crea en ello sino gracias a los comentarios negativos y a la aversión de la escena mexicana del cine por una afinidad de gente a mi alrededor.
Lamentablemente ha llegado a ser cierto, el cine mexicano carece de una imagen atractiva para muchos, debido a la constante tosquedad, vulgaridad y desfachatez que aparecen en él. A veces me pregunto si la falta no la tuvieron los mismos artistas contemporáneos (1982-2002) sino la generación mexicana educada por medio de una formación católica acostumbradas a un cine mas amable. Pero el arte es una reproducción de la realidad y la época de oro mexicano fue solamente una repetición cómica de la pobreza mexicana con figuras jocosas que hacían olvidar las penas que la misma audiencia vivía al momento de ver aquellas películas.
En aquella época, el cine mexicano repetía la situación de pobreza e injusticias. Aun así, el publico tenia una gran variedad fílmica a escoger en los matinés y salas de cine gracias a los dramas y comedias con personalidades tales como Marga López o Mario Moreno Cantinflas. Se podía dar el lujo de ver otros géneros sin herir el mercado nacional.
Con la llegada del nuevo milenio (Nueva era del cine mexicano) cineastas decidieron relatar la realidad mexicana sin tapujos. Registrando escenarios que se asemejaban a la situación critica de la delincuencia y criminalidad que embargaba la sociedad. Los mexicanos se evitaron ver el cine mexicano y prefirieron consumir el cine americano, al evitar escenas sexuales explícitas, lenguaje obsceno o situaciones violentas gráficas. Gracias al éxito de mexicanos en el extranjero, llegó a las escuelas de cine una nueva camada de estudiantes mexicanos que pronto harían que proliferarían el cáncer del cine mexicano.
Al imitar géneros europeos, estudiantes trabajan el genero contemplativo donde la forma es la materia principal para contar una historia, dejando de lado al guion que fuera el cimiento de la obra cinematográfica. El cine mexicano deja de financiarse por los grandes estudios y comienza a financiarse por los mismos autores con la escasa ayuda del IMCINE o FIDECINE. Durante el 2013 el IMCINE solo otorga 9% y 20% en fondos para proyectos mexicanos los porcentajes se basan en las 1283 solicitudes para la producción de cortometrajes, de los cuales solo se llegaron a financiar 161 de ellos. De las 179 solicitudes para los largometrajes, solo 23 proyectos se llegaron a financiar. 249 millones espectadores asistieron a las salas nacionales en 2013, de los cuales 30.1 millones vieron películas mexicanas.
Estas cifras alarmantes solo deben de concientizarnos, la audiencia mexicana no toma enserio el trabajo de los nuevos cineastas a causa de ciertos proyectos pretenciosos. No hay que confundir la simpleza con el arte contemporáneo. Debemos de tomar en serio el arte de hacer cine y dejar de utilizar la cámara como un recurso sino como una herramienta para la elaboración de nuevos esquemas. El cine mexicano debe de tener una reestructuración. Los maestros deben de empezar a enseñar a los estudiantes a tomar géneros del pasado, y así invitar a los estudiantes a formar una voz propia, y tomarse en serio el arte de registrar con el fin de contar historias que inspiren a una audiencia mexicana que necesita de un cambio social.
La era digital nos alcanzó pero no hay que olvidar que debemos de hacer valer el tiempo que se dedica para hacer cine. Hay que tener una responsabilidad en el campo cinematográfico, y filmar dignamente con valor y respeto a este arte.
Originally posted 2014-12-24 12:47:59. Republished by Blog Post Promoter