
INSTRUCCIONES PARA SOÑAR
Por Kevin Cárdenas
Aquel que desee ampliar su propia consciencia y desdoblarla en el plano onírico comenzará por preguntarse con la diligencia propia de un investigador las siguientes cuestiones: ¿Esto es un sueño?, ¿Estoy verdaderamente despierto? . El interrogatorio debe repetirse constantemente durante el devenir de los días, y la finalidad de hacerlo reside en encontrar una respuesta bien fundamentada, sea ésta negativa o afirmativa.
Una vez desarrollado el hábito de cuestionar la realidad, el aspirante a soñador deberá disponer de un lecho donde reposará su integridad física. El lugar no requiere de ninguna condición especial, pues, válganos para esto la cita de Doña Eduviges Dyada: “El sueño es muy buen colchón para el cansancio.”
El siguiente paso consiste en embonar cada pestaña del párpado superior con su semejante y respectiva del párpado inferior, de manera que sólo pueda observarse el interior del subconsciente. Entonces, a modo de rezo o mantra, el usuario deberá repetir hasta el abatimiento las palabras: Estoy soñando.
Si el procedimiento fue llevado a cabo con el ímpetu necesario, la siguiente vez que abra los ojos, el ejecutor de la técnica se hallará envuelto en una fabulosa realidad manipulable a placer.
El soñador, una vez consciente de su situación y de su condición, puede prescindir de éste o de cualquier otro instructivo, puesto que la cantidad de posibilidades a explorar es infinita y por ende no admite un conteo total, ni mucho menos una descripción de cada una de ellas.
Como paso opcional, y para fines de memorizar lo ocurrido, es recomendado por los más ávidos registrar la experiencia justo después de despertar. Para esto sírvase el soñador de su método y herramienta preferidos. Se sugiere usar una pluma, una grabadora de voz o un lienzo.
Texto que podrán encontrar en:
http://issuu.com/revistaliterariainfame/docs/7to_lucidez