
De: Sangre en la comisura de tus labios (Teatro)
Sangre en la comisura de los labios apuesta por los espacios alternativos y toca a la azotea del círculo teatral albergarla. En lo personal tengo preferencia por el riesgo que trae consigo el apartarse de la comodidad que conceden la cámara negra, y la butaquería; ahora que el riesgo no es total puesto que sucede dentro de un recinto teatral, y aún no deja de agradecerse, porque uno llega a otra realidad, a otra dimensión en que la posibilidad se entrega desde la carga del espacio. La obra, por cierto, inaugura el espacio de “El círculo Teatral”, denominado: Teatro de azotea. Bien por ellos.
Uno transita de una realidad a otra a medida que se suben unas escaleras y se llega a un descanso, otras escaleras y un cuarto con una puerta de madera desvencijada, adentro, el olor a alcohol es fortísimo, el olor aquel que llena las fosas nasales invita de un modo muy efectivo a sentir de otro modo el espacio, a tratar de interpretarlo, traducirlo, acostumbrarse a él. Ubicar las botellas de las que procede, como si algo hubiera ya pasado ahí antes, algo que no vimos. Que refuerza la expectativa.
Un hombre sale de bañarse, se acicala, se viste, parece que espera que algo llegue, o tal vez que teme el arribo, al cabo de un rato efectivamente llega alguien más y lo que se presencia es una carga, un suceso condenado a repetirse, cosas que salieron mal, decisiones erradas, un estancamiento. La metáfora de Arturo Honorio (dramaturgia y dirección) funciona aún teniendo en cuenta que es una fórmula ya muy hecha y probada en teatro. Lo de la repetición del suceso, digo…
Las actuaciones: Monicca Gómez, Damián Cordero* y Jaime López* (*Alternando). Los actores apuestan por la naturalidad (suficiente), la actriz llora bien eso sí, por si tenían pendiente. La asistencia de dirección y de producción va a cargo de Gerardo Vázquez (topo) a quien no le dudamos un segundo la eficiencia ya antes bien comprobada, se respetan los códigos de ficción y el rompimiento resulta efectivo, efectivamente rompe y concede un descanso de tanto lo mismo dicho de modos distintos y en posiciones diferentes y cada vez más arriesgadas.
La obra vale la pena, vale la pena presenciar el riesgo, la apuesta. Es cooperación voluntaria, y Honorio por cierto, es becario del programa de estímulo a la creación y desarrollo artístico de Tamaulipas. Hay que tener en cuenta, si se hace el arribo en automóvil, no olvidar el pago del parquímetro, para no tener que lidiar con la araña y pagos innecesarios (aunque el parquímetro ya lo sea en sí mismo). El círculo teatral tiene una cafetería en que tranquilamente se puede esperar el inicio de función con café o comida y está bastante bien ubicado. La selección de puestas de “El círculo…” es altamente efectiva y uno no sale arrepentido de la asistencia.
No se la pierdan…
Originally posted 2014-12-22 10:46:05. Republished by Blog Post Promoter