Les Adieux

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Les Adieux.

He pensado incontables ocasiones acerca de las despedidas.
De tanto escudriñar llegué a una conclusión;
Ellas con su manto son idénticas a la naturaleza.
Habitan entre nubladas estepas, otras empapadas con frialdad ártica, llana y raquítica envuelven la irrepetible despedida,
las hay teñidas de color desierto, áridas y mudas,
incluso llegan a ser coléricos discursos donde lo incineramos todo,
sin embargo para otros se contemplan como alboradas,
siendo solemnes ceremonias de proporciones primaverales,
semejantes a brotes de Nardos, incesantes bríos multiplicados incansablemente durante el día y la noche.

 Yo,
las he vivido en todos sus aromas existentes,
han sido compañeras maltrechas,
otras frutos inconclusos,
algunas más coléricas que otras salpicaron mí pasado,
escupiendo una voz tempestivamente grotesca hirieron al remanente que nos queda y al cual llamamos recuerdo,  yo, tú  y algunos otros llevamos la memoria entre puñales.

Parecíamos inseparables ellas conmigo, yo con ellas,
hasta que reconocí ésas que alimentan al alma y no al remordimiento,
son ellas las ceremonias desbordadas  entre tonalidades de Abril semejantes a semillas ya germinadas.

Reconozco que:
Acerca de las inconclusas y sus tormentos,
Son ellas como un choque en el rompeolas, trance repetitivo vaivén nutrido de un frenesí doliente entre rocas.
Que con cada golpe viene una erosión irreparable.
voy plomizo ante tanta andanza y desencanto,
intento esconderme de ellas;
ya sea detrás de un inquieto arbusto, detrás de todo un continente,
sin duda,
ellas,
las despedidas siempre me encuentran y pienso:
–Todo son lecciones pues un río no canta sin su eco, yo de día/noche siempre camino con mi sombra; y aquel desolado eco de montaña no es mudo pues alimenta a todas las Araucanias, a las floridas Retamas sin llegar a olvidar al espinoso Cardo–

Así me ha sucedido,
Todos los cantos de Ceremonias me han encontrado,
me perforan,
me llegan,
me acusan,
me habitan,
las acepto y conservo en mi rincón Pardo
Al ellas desenterrarme nace una sonrisa llena de pureza, voy en plenitud despierta de todos mis sentidos,
¡destellantes!
apuntando siempre al azul cielo.
Tales ceremonias me transforman,
son la sal del océano,
el fruto del árbol,
la sangre en la herida.
Para mis ojos, somos inseparables.
Las despedidas alimento que permite seguir caminando,observando…
Meditabundo voy,
Pareciese que mi vida por momentos sólo se convierte en desprendimientos,
Ser un testigo vivencial de mi propio  desmembramiento,
tan parecida a la naturaleza misma con ojos de estruendo al observarnos,
Ella madre creadora atestiguando nuestros  lánguidos y cíclicos infortunios pues quien a muletas se traslada lleva aquel punzante peso de la herencia.
Por largos lapsos así pareciese nos embarcamos, navegamos sin mástil ni direcciones.
Confirmo que no solo de dolor se habla, existen tantas glorias pasajeras e ínfimos frutos de felicidad, aprendamos pues que:
–Ningún llanto es eterno y el desprendimiento es el síntoma vital de la naturaleza–
Ella, se fortalece en silencio,
¡lo mismo comienzo a practicar yo!
que en tantas ocasiones
he callado, tantas otras enardecí como tormenta,
sigo aprendiendo el arte de vivir, mi deseo es conquistar mí propia cumbre
Aun me falta toda otra vida para lograrlo
ya que mi montaña es tan escarpada como la cordillera andina.
Agradezco que viva esta ceremonia, este adiós pasajero, pues sin él jamás nos hubiésemos encontrado, mil gracias al inamovible pasado, a mis muertos y a los que renacieron.
Allí donde esté mi vuelo también tendrán un nido en el cual reposar apaciblemente.
Me llevo su fortaleza y su comunión,
Toda mi gratitud
Todas mi sonrisas… todos mis silencios para ustedes.

 

lesadieux

Ilustraciones por: Diáfana & Niña Arbol

Originally posted 2015-03-19 11:21:02. Republished by Blog Post Promoter

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